“La Señora Peña”; la opinión de Guadalupe Loaeza

La señora Peña por aquí, la señora Peña por allá… todo su staff de Los Pinos estaba enloquecido tratando de cumplir las órdenes de la ex primera dama.

La verdad es que no se daban abasto con todo lo que les pedía la señora Peña: “Comunícame con Rosaura Henkel”. “¿Ya confirmó la cita Héctor Loustanau?”. “Me urge hablar con mi hermano Manuel”. “¿Quién tomó el recado de Actidea?”. “¿Ya enviaron los recursos a Estados Unidos?”. “¿Quién de todas mis hermanas fue la que me habló?”. “¿Ya pagaron las tarjetas de American Express?”. “¿Por qué no me pasaron la llamada de mi hija Sofía?”

Eran tantos los pendientes de la señora Peña, que muchas de sus asistentes no salían ni a comer, además de todo lo anterior, había que confirmar citas con el peinador, la maquillista, los decoradores de la Casa Blanca (con un valor de 54 millones de pesos), las entrevistas de las revistas sentimentales, etcétera, etcétera.

Según el ex abogado, Juan Collado, del ex presidente Enrique Peña Nieto:

“Dentro del gabinete del presidente Peña se acataban las instrucciones que la propia señora daba y se sabía que los recursos eran enviados a Estados Unidos por medio de diversos fideicomisos que manejaba su hermano Manuel Rivera y que los operadores principales de ello eran la señora Rosaura Henkel, la familia Álvarez Morphy y el señor Héctor Loustanau, persona de la mayor confianza y amistad de la señora Peña”, indicó el litigante ahora preso en el Reclusorio Norte, acusado de delincuencia organizada y lavado. (Proceso).

Gracias a Grupo Reforma, nos enteramos a propósito de:

“La investigación de la UIF, a la que REFORMA tuvo acceso, revela que ‘La Gaviota’ y familiares de la ex Primera Dama, utilizaron al menos tres tarjetas de crédito American Express con las cuales acumularon retiros y pagos por más de 112 millones de pesos de 2013 a 2019. En una de las tarjetas, Rivera ‘consumió’ 10 millones 453 mil pesos de 2013 a 2017; en otra, Adriana Rivera Hurtado hizo retiros por 27 millones 90 mil 859 pesos, entre 2017 y 2019”

¿Qué tanto compraba la señora Peña? ¿Cuánta avidez? No, “La Gaviota” no tenía llenadero. Y de pensar que cuando terminó el sexenio, es decir su contrato por estar casada con el ex Presidente, se llevó todo a Miami, donde radica actualmente; no dejó nada en su “walking closet”. Por más que les hubiera regalado ropa y accesorios a sus hermanas, a su cuñada, a sus asistentes y secretarias y a sus primas pobres, lo más probable es que aún le quedaban montañas de vestidos, pantalones, sacos, blusas, bolsas y zapatos.

¡Qué manera de tirar el dinero porque ahora muchas de esas prendas ya están fuera de moda o ya no le quedan por haber subido uno que otro kilo! Lo que seguro nunca compró fueron libros o buena pintura mexicana, tampoco nunca ha de haber adquirido artesanías de nuestros artesanos. Nada Made in Mexico.

Además de compradora compulsiva, se volvió empresaria:

“De acuerdo con información periodística, Adriana Rivera está ligada a la empresa organizadora de eventos Actidea, que tan sólo en 2016, durante el gobierno peñista, habría recibido contratos gubernamentales por más de 500 millones de pesos”.

Es evidente que esas fortunas las ha de tener en magníficas inversiones en bancos extranjeros, por lo tanto, ha de seguir gaste y gaste, compre y compre, consume y consume y todo, todo, todo, con nuestro dinero.

Dice Grupo Reforma que:

“La UIF también encontró que, en febrero de 2017, las hermanas adquirieron un inmueble con valor de 775 mil pesos, en tanto que Adriana emitió al menos dos cheques por 530 mil y 1.5 millones de pesos en diciembre de 2018 y octubre de 2016, respectivamente. El destino de estos cheques, según las pesquisas de la Unidad dependiente de la Secretaría de Hacienda, fue la empresa Eolo Plus, filial de Grupo Higa, firma contratista que se benefició con obras millonarias durante el Gobierno de Peña”.

Sugiero que la próxima telenovela de la actriz Angélica Rivera se llame: La Corrupta, o bien, La Rata o La Impostora.

Preguntémonos, como primera dama, ¿qué hizo por México?, ¿por los niños mexicanos, por su educación y salud? Que yo sepa, nada. No tenía tiempo, estaba demasiado ocupada, haciendo negocios, concentrada en el “shopping”, decorando casas o actuando como si de verdad hubiera sido la primera dama de México.

Con su carita de inocente y de mosquita muerta, la señora Peña nos tomó el pelo a todos los mexicanos, a su ex marido, a su ex abogado y a todo el staff que trabajaba con ella en Los Pinos.

Que la sigan rastreando hasta que la metan en la cárcel.

 

Editorial publicada originalmente en Grupo Reforma.

 

 

 

 

 

 

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